viernes, 4 de noviembre de 2011

Ninfómanas

Ninfómanas, ¿te has cruzado con ellas?

¿Qué sucede si una mujer es adicta al sexo?

La película Diario de una ninfómana despertó más de un comentario en nuestra mojigata sociedad hace un año, pero los prejuicios siguen en el aire, las casas, escuelas, oficinas. 

¿La 'ninfomanía' es un problema o nada más libertad sexual?


















Sólo el latido al unísono del sexo y
 del corazón puede crear el éxtasis.
 Anaïs Nin


"Soy una mujer promiscua, sí. Porque pretendo encontrar a través del sexo lo que todo el mundo busca: reconocimiento, placer, autoestima y, en definitiva, amor y cariño. ¿Qué hay de patológico en eso?", comenta Valérie Tasso* al final del filme, cuando ha subido en el columpio de la vida, aún sin pisarla de lleno.

Esa es su conclusión. Ella no es ni medusa ni amazona ni bruja. No es una creación de Yeats, Chéjov, Fitzgerald o Petronio. No es una fantasía de Las mil y una noches creada por el temor del hombre a la mujer. No es una historia más sobre mujeres creada por hombres -lugar común a lo largo de la historia- sino nacida de la voz de una nieta, hija y mujer gritando que ama copular.

La ninfomanía era un término usado para definir a las mujeres que tienen un apetito insaciable por el sexo. Viene de ninfo (femenino) y manía (deseo anormal). Tiene su origen en el politeísmo grecolatino, que llamaba ninfas a los espíritus femeninos que vivían en la naturaleza y eran proclives al sexo casual. A finales del siglo XIX fue catalogada como "enfermedad nerviosa", siendo descritas por los doctores como "desgraciadas" las mujeres que padecían "imaginación ardiente, deseos violentos y estado de extremo ardor", que para los médicos podría -incluso- acabar en la muerte.

Incluso hoy, el DRAE define la ninfomanía como un "deseo violento e insaciable en la mujer de entregarse a la cópula". Y claro, suena un poco peyorativo a diferencia del término 'sátiro' (su equivalente masculino) que se usa de un modo más humorístico. Sin embargo es un término desactualizado, ya que el nombre correcto es hipersexualidad.

Sus causas pueden ser desórdenes hormonales, desequilibrios psíquicos, personalidades neuróticas, infancia demasiado represiva, violaciones, malos tratos y causas clínicas como un tumor en el lóbulo temporal o en la zona del cerebro que regula el comportamiento sexual, o padecer alguna enfermedad como el hipertiroidismo, por citar algunos ejemplos. 

El sexólogo y psicólogo clínico César Menéndez define la hipersexualidad como una extraña anomalía por la cual la mujer nunca llega a experimentar un orgasmo completo y, por eso, se vuelve insaciable. Pero aclara, de forma más que importante, que en treinta años de trabajo solo ha encontrado dos casos de mujeres que se acercaban a este descripción, por eso cree que este trastorno es más una leyenda urbana que una realidad. 

"Vivimos en una sociedad machista y mientras los hombres, por cuestiones biológicas, pueden quedarse dormidos después del orgasmo, hay mujeres que necesitan más; es natural que muchas necesiten al menos tres orgasmos para sentirse satisfechas. Una cosa es la necesidad femenina, casi siempre mayor que la masculina, y otra la hipersexualidad", concluye. 

Gran parte de los sexólogos modernos insisten en que son poquísimas las mujeres que padecen el trastorno "hipersexual" y la mayoría están en tratamiento. Creen que la fantasía masculina es la creadora de este mito. Pero, ¿en dónde se originan estas fantasías? Simple, en el temor. Y es que desde el saque, ellas tienen ventaja. Multiorgásmicas, eyaculadoras, soberanas. Con trabajo, sueños y deseos. ¡Qué miedo! La mujer ya no está detrás de un gran hombre, al contrario, está buscando ese gran hombre. Y puede probar los que desee las veces que quiera y su cuerpo estará preparado para continuar durante más tiempo o seguir y seguir, mientras el órgano masculino todavía yace flácido y necesita un respiro. 

Pero la ninfomanía ha sido tema recurrente. Desde la película Black Snake Moan en la que Christina Ricci es una joven insaciable que debe ser encadenada por el viejo y religioso Bluesman (Samuel L. Jackson), con el fin de evitar que salga en busca de un nuevo coito, hasta Anaïs Nin -la famosa escritora surrealista, amante de Henry Miller- quien se hiciese famosa por sus diarios eróticos, publicados después de su muerte. 

En Perú, buen ejemplo tenemos en los cuentos o poesías de Carmen Ollé, Roció Silva Santisteban y Marcela Robles, aquellos en que extienden su gozo al papel, sin ningún pudor, para agrado de propios y extraños. 

Terminamos diciendo que los hombres también sufren de hipersexualidad pero, como es de suponerse, no son tratados con la misma vara e incluso pueden ser vistos de mejor manera. 

Ahora cuéntanos: 

¿Has tenido algún encuentro sexual con alguien insaciable?
¿Cómo te sentiste? 
¿Crees que eres una ninfómana? 
¿crees haber estado con una de ellas?

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