domingo, 6 de noviembre de 2011

Contra natura.. buscando sodomitas

Es tildado de sucio, prohibido y antinatural. Para muchos es puramente homosexual, para otros es peligroso e incluso depravado. Lo cierto es que el disfrute del sexo anal antecede incluso a los propios griegos. Aunque se debate entre fantasía y tabú, la elección de practicarlo -o no- debe estar precedido de una buena dosis de información. Las siguientes palabras pretenden retratar nuestra experiencia. Y tú, ¿has practicado el sexo anal?

Comenzaron caminando las calles, con las manos masculinas jugando con sus suaves y redondos pechos, burlándose de taxistas y señoras pitucas, excitados por parecer un par de enfermos. Fue al llegar a casa que, tras enamorarse de su lengua, él prefirió alejarla de su pene y le dijo que la penetraría por atrás. Y así fue, sin cremas ni pomadas, sin mucho calentamiento, con Azorín y Cortázar observándolos desde el anaquel, y una nueva historia escribiéndose en cada galope, dentro muy dentro de sus entrañas.

El sexo anal es el preferido de muchos hombres, ya sea por el carácter de prohibido que tiene como por la satisfacción de sentirse más poderoso en un lugar que suele ser más estrecho que la vagina. A muchos incluso les encanta esta práctica porque les excita saber que hay más peligro, más dolor y porque pueden eyacular sin miedo a embarazar a su compañera. 

Sin embargo, no solo ellos gustan de la práctica sodomita. Muchas mujeres la practican con una sonrisa en los labios y más de una deliciosa idea en la cabeza. Incluso, es probable que algunas de ellas sean las más proclives a experimentar con esta parte de la anatomía. Ya sea solas mediante juguetes sexuales o sus propios dedos, o con compañía y con estos instrumentos a la mano.

Es de esta manera que muchas de ellas le preguntan al compañero para practicar con su recto, más si el varón de turno ya ha pedido conquistar el derrier de su amante. Y aunque en teoría los hombres no acepten que les metan el dedo -u otros juguetitos- en la práctica se repite muchas veces. Ya sea porque de esta manera puede tener un orgasmo realmente excepcional (debido a la manipulación y excitación de la próstata) como porque desde aceptar este coito es abrir sus horizontes y extender su placer. 

Antes, durante y después del sexo anal se puede jugar mucho con los dedos y lengua, con algunos juguetitos (dildos y más), besos negros (contacto entre boca y ano), etc. Lo innegable es que a pesar de la excitación o las ganas de experimentar hay que tomar algunos cuidados para que, justamente, dicha práctica sea segura y placentera. 

Lo primero es que ambos deben estar de acuerdo en experimentar por el ano, que no exista coacción, sino confianza. Lo segundo es que ambos estén muy limpios -de preferencia haber comido ligero, no haber ido a defecar y después de haberse bañado- y hayan comprado los aditamentos para poder copular con tranquilidad (preservativos). 

No olvidar que, a diferencia de la vagina, el ano no lubrica de forma natural, por lo mismo es recomendable comprar gel lubricante que se pueda aplicar tanto en el pene como en el ano, de forma que la penetración se dé con más facilidad, siempre poco a poco, sin apurarse y consultando la comodidad del compañero(a) que viene siendo penetrado(a). Los hay a base de agua que no dejan manchas y pueden ser retirados con facilidad, también existen de diversos sabores permitiendo que el sexo sea muy divertido. 

¿Duele? Depende. Si el pene es muy grueso o el ano muy estrecho, puede doler mucho, pero con buena relajación, excitación y lubricante, todo saldrá genial. Es bueno recordar que debido a que es una zona muy sensible tanto el ano como el glande pueden sangrar, por eso es obligatorio el uso de condones. De esta manera se estarán cuidando de contraer alguna enfermedad como el VIH, el virus del papiloma humano, herpes genitales, gonorrea, sífilis, etc. Incluso en el caso de que no haya eyaculación. 

Luego de estos pasos, lo ideal es empezar a jugar un poco con lo dedos y esa delicada zona, sin olvidar que paso a paso se llega lejos. Ahí están las historias de los antiguos romanos y griegos. Y aunque la sociedad y la Iglesia siguen tildando de barbárica y antinatural esta práctica, al menos no corremos el peligro de los asirios o el propio Wilde de ser condenados por sodomitas. A practicar entonces, eso sí, con el debido cuidado. 

Y tú:

¿te gusta el sexo anal? 

¿lo hiciste alguna vez?

¿qué opinas de su práctica?

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